Entre la piedra y el vino: el acting simbólico de Cornejo que no llenó ninguna copa
En la apertura del 185° período de sesiones ordinarias, el gobernador montó una escena digna de campaña: levantó una roca de cobre con una mano y una botella de vino sin etiqueta con la otra. La postal, coreada por los suyos en la Legislatura (que estaba repleta), pretendía transmitir que la minería y la vitivinicultura pueden convivir pacíficamente, y que Mendoza puede liderar la transición energética “sin sacrificar sus industrias tradicionales”.
Pero la puesta en escena se quedó ahí. Como el vino: sin etiqueta, sin contenido, sin brindar nada concreto. No hubo ni una línea concreta sobre cómo se protegerá el agua. Tampoco una sola palabra sobre Mekorot, la empresa israelí que diseñó el plan hídrico mendocino y cuya participación desató un escándalo político que aún no se resuelve. Hablar de Mekorot es abrir una caja de Pandora en este gobierno. Eso no lo contradice nadie.
Ruta 40, puentes caídos y silencio oficial: el sur también existe, pero no vota tanto
Mientras celebró obras puntuales como el Centro Cívico Judicial de Tunuyán, el gobernador evitó mencionar uno de los fracasos más simbólicos de su gestión: el colapso de los puentes en la Ruta 40.
Cinco años pasaron desde que se cayeron, y siguen igual. Por ahí pasan trabajadores, ambulancias que van al Central y camiones que mueven la economía de toda la provincia. ¿El motivo del derrumbe? La actividad minera sin controles en las ripieras cercanas. La minería que Cornejo defiende, pero de la que no se hace cargo cuando rompe.
Más cárceles, más allanamientos… y cero reinserción
El show de la seguridad tuvo su capítulo aparte. Cornejo anunció la construcción de una nueva cárcel en Cacheuta y se jactó del crecimiento de los allanamientos. “Mi gestión va por los delincuentes”, sentenció.
Pero el dato que no dio fue otro: Mendoza tiene uno de los peores índices de hacinamiento carcelario del país. Y si bien hay más detenidos, no hay planes de reinserción. La mano dura vende, pero la prevención no garpa titulares.
Educación, salud, digitalización: promesas con letra chica
En educación, prometió duplicar salas de 3 años, reformar la Ley de Educación y construir nuevas escuelas. Todo bien, hasta que se le escapó hablar de “provincias” en lugar de “departamentos”. Risas incómodas en el recinto. Un traspié menor, pero revelador: la desconexión también se filtra en los discursos.
En salud, se jactó de importar medicamentos desde India y de haber eliminado la SUBE. También prometió eliminar el impuesto a los sellos… en 2030. Para entonces, ya habrá de cargo.
Ordenados, sí… ¿pero para quién?
Cornejo cerró el discurso como le gusta: con números. Bajísima deuda, provincia ordenada, gestión eficiente. “La inversión es el umbral donde se mide la confianza”, dijo. Pero esa frase no alcanza para explicar por qué tantos mendocinos siguen viviendo sin agua potable, sin transporte digno o sin puentes para cruzar.
Mendoza no necesita una postal de piedra y vino. Necesita políticas reales, puentes que conecten, cárceles que reeduquen y discursos que reconozcan los errores. Porque de símbolos vacíos estamos llenos, y de soluciones concretas, todavía no se brinda.